miércoles, 20 de julio de 2011

Libros para escritores

Hay muchos libros para escritores. Son, en algunos casos, como manuales y casi recetarios, pero me parece, que sin talento, imaginación, perseverancia, paciencia y ganas de levantarse del piso cuando se ha tropezado, no sirven de gran cosa. Los hay para la gente que quiere aprender a escribir (o, siquiera, ver si va por buen camino) novelas de detectives, romances, biografías, obras para niños y jóvenes y un largo etcétera. Muchos autores reconocidos los han escrito pues la gente siente, entre otras cosas, curiosidad de saber por qué y cómo escriben, algo sobre su vida y cómo han logrado producir libros con ventas millonarias. Claro que estos libros puedan ayudar al escritor a, por ejemplo, organizar su vida profesional (como, por ejemplo,darse cuenta que, en la mayoría de los casos, es necesario sentarse todos los días a escribir por lo menos dos cuartillas además de editar lo escrito anteriormente) y familiar (enseñarle a la familia, amigos, y al perro, que lo que estamos haciendo es trabajar y no un hobby y por favor no nos interrumpan a menos de que de veras sea una emergencia). He leído algunos muy buenos y de todos he aprendido algo. Los más recomendables para mi: The Zen of Writing, de Ray Bradbury, On Writing, de Stephen King y Bird by Bird, de Annie LaMott. Son divertidos y nos abren las puertas para ver cómo estos autores que son muy exitosos, escriben y sus "métodos" para lograrlo. Creo que si de cada libro de estos sacamos una idea o una pista de cómo podemos mejorar lo que escribimos es bueno. Pero, por muchos manuales que leamos, si no tenemos una buena idea y la tenacidad para llevarla a cabo, no sirven para nada. Y, aunque los que menciono no tocan el tema de los libros para niños, lo que dicen se puede aplicar a ellos. Claro que hay algunos, en inglés, que tratan nada más el tema de la LIJ, incluyendo cosas tan importantes para mi como cómo leer un contrato, cómo promocionar mis libros, cómo hacer visitas escolares, etc. Todo esto es bueno, ¿no crees?